Descarbonización
Durante el quemado de combustible no todo se quema (no se quema tanto la gasolina como el diesel), dejando residuos lo que genera hollín. Este hollín es como el colesterol en los humanos: obstruye las “venas” y el corazón del coche no rinde como debería, y justo en ese momento tocaría descarbonizar el motor.
El hollín se genera porque el azufre y los metales generan un rechazo muy resistente que se adhiere con facilidad a todo tipo de superficies, obstruyendo todo a su paso, especialmente los conductos y la cámara de combustión. Habrá más o menos dependiendo del tipo de combustible, sus aditivos y, por supuesto, la calidad del refinamiento y si tiene mucho azufre.
Por más quebraderos de cabeza para el conductor, estos residuos son capaces de aguantar temperaturas de más de 900 grados centígrados, provocando la pérdida de potencia, averías en la aceleración, autoencendidos, aumento del consumo…
Y para evitar la acumulación de este hollín tan resistente y adherido es necesario hacer uso de maquinaria especializada para poder limpiarla adecuadamente.